
Hip-Hop.
El punto de partida del fenómeno del hip hop en nuestro país se puede establecer con el estreno de las películas "Beat Street" (1984) y "Breakdance" (84), esta última con su secuela "Electric Boogaaloo" (85). La proyección de estos films, junto a la influencia de los jóvenes negros americanos que residían en nuestro país, fue el inicio de una moda en el baile y en la forma de vestir. Este estilo de baile llegó mucho antes que otras manifestaciones del hip hop. En la mitad de los 80 era habitual observar reuniones de breakers a ritmo de discos de funk y disco. La estética se caracterizaba por zapatillas con lengüeta por fuera, cordones anchos, chandals, cintas de pelo, guantes,... En ciudades como Barcelona, la zona de Universidad era lugar de reunión habitual de breakers, intercambio de revistas, cintas, videos... En los primeros días poca gente aún hablaba de rap o hip hop. "En la época del break (del 83 al 87 más o menos), la gente hablaba de break, ni siquiera de rap o de hip hop, sólo se hablaba de break, yo realmente a parte de oírlo en las canciones, fue cuando hablé con los negros de la base de Torrejón, ya me enteré qué era el hip hop. Dejé de hablar de música break, para hablar de rap"(Frank T).
​
Por otro lado, y totalmente ajeno al hip hop, un mensaje se hacía inevitablemente repetitivo en los muros y mobiliario urbano de Madrid desde 1981: Muelle, un joven de la periferia, músico y mensajero, que (al igual que Taki 183 en Nueva York) fue el primero en estampar su firma por toda la ciudad. Pronto surgieron imitadores, "escritores" de pintadas o firmas (por aquel entonces no se conocía el graffiti tal y como hoy lo entendemos) Algunos de ellos llegaron a ser tan conocidos como él: Bleck la rata, Tifón, Glub… Pero el prestigio de Muelle le viene dado no sólo por haber sido el primero, sino por ser el creador de un estilo; el estilo flechero, desconocido en el resto de Europa e imitado hasta la saciedad en los primeros años del bombardeo en España.
​
​
